En Coaching Deportivo usamos la retroalimentación como una herramienta para enaltecer algo en el deportista o para acompañarle en el reconocimiento ya sea de su conducta, de sus capacidades, de sus resultados o de su identidad; siempre con el objetivo de que tome conciencia y siga aprendiendo y mejorando.

Percibimos el mundo desde el observador que somos, es decir, cómo vemos las cosas. De manera individual, todos filtramos la información y la interpretamos de una forma muy particular entrando en juego la educación que hemos recibido de nuestros padres, maestros, sociedad, etc. Así como nuestras costumbres y creencias.  De esta forma creamos nuestras propias realidades.   Dependiendo de nuestras respuestas, podemos darnos cuenta de cómo es nuestro observador, qué tan críticos, benévolos, permisivos, flexibles o rígidos somos con nosotros mismos y nuestro desempeño.
Te dejo unas preguntas clave para que al finalizar una tarea, actividad, partido, competencia o tu trabajo– te des el tiempo para hacerte los siguientes cuestionamientos y reflexiones sobre tu desempeño.

 “Del 1 al 10, ¿Qué tan satisfecho me siento con este resultado?”

Es importante indagar cómo te sientes, para lo cual puedes hacerte las siguientes preguntas: ¿Qué emoción tengo en este momento? ¿Qué emoción tenía antes, durante o después de la competencia/partido? ¿Qué cosas me contaba antes, durante y después?  Identifica la o las emociones y ponles nombre.

Conocer tu diálogo interno y tu emocionalidad; te ayudarán a comprender mejor tu actuación, los pensamientos y las emociones son determinantes en tus acciones, en tu desempeño y en tu rendimiento.

Piensa ¿Qué te gustaría lograr la siguiente vez?  Pon otro objetivo o meta.  Pensar en lo que sigue te conecta con un mejor futuro y ayuda a elevar tu nivel de energía.

Continúa con preguntas acerca de la realidad: ¿Qué notaste de tu desempeño? ¿Qué no funcionó?  ¿Qué no te gustó?

Es muy importante aprender a describir los hechos y conductas; y hacer a un lado los juicios.  Veamos un ejemplo:

– “Todo me salió mal en el partido”

  • “¿Realmente todo te salió mal?”
  • “Bueno, es que falle los pases y estaba desganado.”
  • “¿Qué fue exactamente lo que hiciste que no te gustó?”
  • “Sólo di un pase para gol, falle 3 pases, no llegue a 3 balones, me sentía sin ganas, corrí lento.

Esto te ayudará a describir conductas y hechos más reales, en vez de hacer juicios.  También te recomiendo no juzgar tus actuaciones en función de “bien o mal”, más bien de lo que te funciona o no te funciona.

A veces tendemos a sólo ver lo que salió mal o no nos gustó, por lo que con las siguientes preguntas puedes ayudarte a rescatar lo positivo. De lo que hice, ¿qué me gustó? ¿Qué sí funcionó?  Esto te genera optimismo y te ayuda a recuperar la confianza.

En seguida busca opciones para mejorar: ¿Qué haría diferente para la siguiente vez? ¿Qué más pude haber hecho?  ¿Qué o cómo lo haría otro jugador?  Esto te ayudará a ampliar tus posibilidades, a ser creativo, a buscar otras formas para lograr tu meta.

Por último, te recomiendo realizar en blanco y negro un plan con las ideas que han surgido: Con todo esto que he reflexionado… ¿Qué, cómo y cuándo lo voy a hacer la siguiente vez?   Al final has un breve resumen de lo que aprendes.

Como podrás observar el feedback es un ejercicio muy poderoso que cuando se utiliza con un objetivo y en el momento oportuno te da información más precisa de tu desempeño, te da opciones, un siguiente objetivo, además te ayuda a construir tu auto confianza y la motivación para seguir aprendiendo, creciendo y mejorando.

¡Recuerda que sin acción no hay cambio!